III.- El golpe fascista de banzer y el retroceso
político del proletariado
La respuesta del imperialismo al avance de las
masas bajo la dirección política del proletariado por la instauración del
socialismo expresado abiertamente en la Asamblea Popular, fue el golpe de
Estado militar encabezado por Banzer. Este golpe fue planificado e impulsado
por el imperialismo dentro del llamado “Plan Cóndor” para aplastar todo
vestigio de rebelión popular instaurando regímenes militares fascistas que
acaben físicamente con los revolucionarios de las organizaciones políticas y
sindicales.
La lucha de los explotados
y del proletariado contra la dictadura militar se centró en la lucha por la
vigencia de las libertades democráticas que habían sido anuladas. La “izquierda
reformista” que bajo la presión de la política revolucionaria del proletariado
no tuvo más remedio que apoyar, aunque sin convicción, los postulados de la
Asamblea Popular, rápidamente volvió a su política reformista proburguesa,
renegando de la experiencia de la Asamblea Popular y señalando como objetivo
estratégico la lucha por la democracia burguesa y ya no la lucha por el
gobierno obrero campesino y el socialismo.
Los explotados fueron
arrastrados al campo burgués abandonando la estrategia revolucionaria.
IV.- Inviabilidad de la democracia burguesa
En la atrasada Bolivia, integrada a la economía
mundial capitalista bajo el látigo del capital financiero, es decir sometida a
los intereses del imperialismo, ya no existe posibilidad alguna de superar el atraso
ni la miseria generalizada de las mayorías explotadas en el marco del orden
social burgués.
Todos los intentos de los
gobiernos burgueses o pro-burgueses como el del M.A.S., por resolver los
problemas fundamentales del país respetando la propiedad privada de los medios
de producción, están fatalmente condenados al fracaso.
Luego de la caída de la
dictadura militar bancerista, los “izquierdistas” reformistas de todos los
colores saludaron el advenimiento de la “democracia” burguesa como la panacea
para los explotados. Pero el hecho es que en Bolivia ésta es inviable, se trata
de la democracia de la clase dominante que no es otra cosa que una forma más de
dictadura burguesa, que además sólo se puede dar como copia caricaturesca de la
democracia formal.
En efecto bajo la
democracia y por la vía electoral, se encumbraron en el poder ex dictadores y
gobiernos radicales burgueses conocidos como neo-liberales para hacer crujir de
hambre al pueblo y subastar al país a favor del imperialismo.
La relocalización de los mineros de las empresas
del Estado dispersó al sector políticamente más avanzado del proletariado
boliviano. La clase obrera experimentó un retroceso político y organizativo del
que apenas comienza a recuperarse.
La rebelión de octubre de
2003 que sacó del poder al gringo Goni Sánchez de Lozada, no se planteó el
desplazamiento del poder de la burguesía como clase -estuvo ausente la
dirección política proletaria- y quedó entrampada en el legalismo burgués de la
sucesión constitucional al odiado gringo antidemocráticamente destituido por
las masas.
V.- La impostura masista
El proceso acabó
encumbrando en al poder al M.A.S. encabezado por el campesino cocalero
indígena, Evo Morales Ayma. Su
condición de indígena y campesino despertó desmesuradas ilusiones en la masa
campesina e indígena del país. Al punto de encumbrarlo con todo el poder en sus
manos, que ahora utiliza para, desde el
Poder Ejecutivo que controla el Legislativo y el Judicial, sancionar leyes antiobreras
y antipopulares de inconfundible contenido burgués.
Rápidamente el Movimiento
Al Socialismo (MAS) que vino con el rótulo de "partido campesino" fue
copado por pandillas de pequeño burgueses corruptos y oportunistas, los
“izquierdistas” reformistas de siempre que han servido a cuanto gobierno les ha
dado oportunidad de medrar del poder, e indigenistas impostores en busca de
hacerse ricos rápidamente e incorporarse a la elite social de los ricos del
país; toda una calaña de aventureros que cantando loas a la condición indígena
del Presidente nos ofrecen el despropósito de alcanzar el paraíso terrenal sin
necesidad de revoluciones catastróficas, de un “capitalismo andino-amazónico”
(algunos hasta hablan de socialista), con la colaboración del imperialismo y de
la empresa privada nativa.
Como enseña el marxismo,
las ideas, las aspiraciones, etc., de los individuos y los gobiernos, están
determinadas por los intereses de clase que defienden. Evo Morales y el M.A.S.
independientemente de su origen de clase, aún antes de ser gobierno señalaron
con toda claridad que son respetuosos de todas las formas de propiedad, desde
la grande (que es la económicamente determinante), pasando por la mediana, la
pequeña y hasta los resabios de propiedad comunitaria.
El gobierno masista,
respetuoso y defensor de la propiedad privada burguesa, es pues pro-burgués, en
consecuencia, pro-imperialista, antiobrero y antipopular.
La minoritaria clase
obrera, única clase que no tiene propiedad alguna sobre los medios de
producción, es la llamada a tomar en sus manos, a la cabeza de la mayoría
explotada pequeño-propietaria (campesinos, micro-empresarios, gremiales,
profesionales libres, etc.), el cumplimiento de las tareas democráticas (tareas
históricamente cumplidas por la burguesía en la época de ascenso del capitalismo)
y lograr el desarrollo en el marco de la propiedad social de los medios de
producción.